Roger Waters, el cerebro de Pink Floyd

Roger Waters

Roger Waters

Un 6 de setiembre de 1943, en la localidad británica de Surrey, una pareja compuesta por un militante activo del Partido Laborista y una docente veían nacer a un niño al que bautizarían con el nombre de George Roger Waters. En ese momento ni se imaginaban todas las explosiones que ese recién nacido causaría años después en las mentes de cientos de jóvenes.

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El bebé Roger fue expuesto a la muerte de su padre, Eric Fletcher Waters, mucho antes siquiera de poder conocerlo. Movilizado por su ideología antifascista, Fletcher se unió a la Armada Británica durante la segunda guerra mundial, falleciendo en la «Batalla de Anzio» en Italia, cuando su hijo apenas contaba con 4 meses en este cruel mundo.

Ya instalado en Cambridge junto a su familia, Waters demostró ser un idealista desde muy joven, presidiendo en nombre de la ciudad la «Campaña Anual para el Desarme Nuclear» con tan solo 15 años. Por aquel tiempo también conoció a otro muchacho con el cual compartía la misma pasión por la música y el arte: Syd Barrett.

Al ir a la Escuela de Arquitectura en Londres, luego de uno de esos exámenes vocacionales que creen poder decirte cual profesión te conviene más, tomó contacto con otros dos chicos llamados Nick Mason y Richard Wright, con los que haría sus primeras armas en el rock and roll. Meses después, su viejo amigo Syd llegó desde Cambridge para estudiar pintura, se unió a la banda casi de inmediato y la bautizó como «The Pink Floyd Sound». La historia acababa de comenzar.

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Ya en el primer álbum, «The Piper at the Gates of Dawn», un Roger veinteañero aportaría una canción que ya dejaba bastantes pistas acerca de cuales serían los pertubadores e inquietantes temas que tocaría en sus letras: «Take Up Thy Stethescope And Walk». Con la partida de Barret y la llegada de David Gilmour la banda se pasó varios discos buscando su sonido y con el tiempo Waters empezaría a tomar las riendas del destino artístico de la agrupación, escribiendo la mayor parte de las letras del disco «Meddle» del 71, en donde la épica «Echoes» anticipaba a la gran obra maestra que estaba por llegar.

En 1973 los Floyd finalmente sacan «The Dark Side Of The Moon», cuyo concepto había sido ideado íntegramente por Roger. La locura, el paso del tiempo y su malgaste, la muerte, la codicia, la guerra, son solo algunos de los tópicos que aquel álbum tocaba, dejando por el camino más que solo un disco de rock and roll, sino todo un manifiesto cuasi filosófico que retrataba como la maquinaria de la vida podía apoderarse de nosotros y quitarnos nuestra humanidad.

Siguieron otra grandes obras como «Wish You Were Here», «Animals» y por supuesto, la furiosa, oscura y pervertida «The Wall», probablemente una de las «óperas rock» más influyentes de la historia, pero que también marcaría un punto de quiebre del cual Pink Floyd ya no se recuperaría. Terminadas las versiones en vivo y fílmicas de «El Muro», y luego del álbum oportunamente llamado «The Final Cut», Roger finalmente decidió dejar la banda en 1985, con diferencias bien marcadas con sus ex compañeros David Gilmour, Nick Mason y Rick Wright, que decidieron continuar sin él.

En sus álbumes solistas, Waters no dejó ni por un momento de idear conceptos que siempre constituían un testimonio acerca de los tiempos que le tocaba vivir: «The Pros And Cons of Hitchhiking» acerca del conflicto existente entra la rutina y el hedonismo, «Radio KAOS», que trataba de crear consciencia acerca del latente peligro nuclear, y «Amused To Death», sobre la idiotización a la que la gente era sometida a través de los medios, son solo algunos de los ejemplos de como el ex Floyd seguía manteniendo viva su sed de desafiar musical y artisticamente hablando.

Durante su carrera Roger no solo revolucionó con su música, junto a sus compañeros de Pink Floyd es conocido como el padre del «gigantismo» y la sobrecarga de sentidos en los conciertos de rock. Desde sus primeros shows con luces psicodélicas que iluminaban un salón totalmente a oscuras, pasando por los cerdos voladores, las pantallas circulares, las luces láser y los muros que separaban a los músicos del público, Waters supo crear espectáculos que incluso los que no lo escuchaban querían ver, y que lo hacían sentir a uno más grande que la vida misma.

(L to R) British rock stars, Dave Gilmour, Roger Waters, Nick Mason and Rick Wright of Pink Floyd, perform at the Live 8 concert in Hyde Park in London July 2, 2005. A galaxy of rock and roll stars will grace stages across the globe on Saturday for what is being billed as the greatest music show ever, in a bid to put pressure on leaders of the Group of Eight major industrialised nations meeting in Scotland next week to do more to alleviate poverty, particularly in Africa. Live8, an expanded version of the Live Aid sensation 20 years ago, will take in 10 cities and four continents, kicking off in [Tokyo in the east and ending in North America] in the west. - RTXNLLQ

Con 72 años de vida, George Roger Waters está muy lejos de cantar (como lo hacía en los conciertos de «The Wall») la canción «Goodbye Cruel World». En la cabeza de este gran artista aún quedan muchas cosas por decir, y esperamos que el destino siga permitiéndonos disfrutar de todas las ideas que inundan su mente. ¡Felicidades Roger!

 

 

 

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