Korn – The Paradigm Shift: nü metal 2.0

El nü metal desde su concepción ha generado todo tipo de divisiones y confrontamientos en la escena metalera a nivel global. Desde mediados de los 90s que Korn y otras cuantas bandas norteamericanas vinieron a renovar un género con la implementación de sintetizadores y elementos de rapcore. La irreverencia plena de la época.

De un tiempo a esta parte, es irónico como lo new se volvió old y las bandas que arrancaron con ese estilo, últimamente van mutando su sonido, para bien o para mal. La banda de Jonathan Davis y compañía no fue la excepción, desde The Path of Totality del 2011 que fueron a un sendero insospechado pero no tan alejado de su demencial esencia, incluyendo dubstep a sus composiciones, el costado más violento de la escena electrónica actual.

Korn - The Paradigm Shift

En The Paradigm Shift siguen sonando reminiscencias de aquel arriesgado experimento y una vuelta a sus orígenes con la venida de su guitarrista original, Brian “Head” Welch que el misma explica en una entrevista que aquí se combinó la oscuridad de Issues y lo pesado de Untouchables, álbum del 2002. Eso, por suerte, se nota.

“Prey for Me” y “Love & Meth” son las canciones de aperitivo que abren el disco, en la última se escuchan las primeras guturales de Davis que fueron procesadas por algún ente terrorífico, sin embargo terminan siendo bastante amigables para rotar por las radios.

En lo personal, “What We Do” considero el verdadero inicio del disco en cuanto a potencia se refiere y acto seguido “Spike In My Veins”, un tema que originalmente iba a formar parte del álbum debut de JDevil (alias EDM de Jonathan Davis) que finalmente no prosperó y vino a parar aquí con inyecciones de dubstep al igual que la polentosa «Never Never», como aclarando que esa mezcla que hicieron en el disco anterior no fue un paso en falso sino una nueva arma en la artillería del grupo.

El segmento caótico de esta placa no se compara a la de sus primeros trabajos, creo que a eso se le llama madurez. Justo lo que menos le conviene a Korn es madurar, el enojo contra el mundo -adolescente, si se quiere- es una de sus características más atractivas que por momentos se desvanece para proponer algo más melódico. De todas formas, “Mass Hysteria” y “Punishment Time” hacen el mejor de los tributos a la banda que alguna vez fueron, una máquina asesina que no da tregua.

Después se viene la calma con “Lullaby for a Sadist”, una balada digital que tampoco te deja con la guardia baja ya que cuenta con elementos industriales que te tienen pendiente de una explosión que no llega hasta el siguiente tema, “Victimized” y cerrando el espectáculo con “It’s All Wrong” que ensambla todos los elementos escuchados durante todo el tramo.

Esta reinvención de Korn es un paso firme (aunque quizás, algo flojo) en la carrera de esta agrupación californiana, apostando a lo seguro y por supuesto, su promoción es la mejor excusa para que en estos momentos se encuentren en nuestro país, a horas de presentarse en el Jockey Club para cerrar como corresponde el Personal Fest ’13.

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